La ciudad de Huesca está unida desde época medieval a tres mártires de importancia universal: San Lorenzo y San Vicente, los dos patrones de la ciudad, y San Jorge.
San Vicente murió el 22 de enero del año 304, durante la última
persecución del imperio romano contra los cristianos. Fue detenido en
Zaragoza junto al obispo San Valero, y trasladado a Valencia, donde se
le martirizó.
En el arte cristiano se le representa siempre con una gran rueda de
molino (después de muerto, fue arrojado al mar con una rueda de molino
atada para hacer desaparecer sus restos, pero su cuerpo regresó
milagrosamente a la playa). Además de otros muchos lugares, San Vicente
es venerado en Valencia, lugar de su martirio, y Lisboa, donde figura en
el escudo de la ciudad, y en cuya catedral, según una tradición
medieval, descansa su cuerpo.
En Huesca, tras la reconquista aragonesa, San Lorenzo y San Vicente
se convirtieron en los patrones de la ciudad (ambos aparecen
representados ya en la portada gótica de la catedral, de comienzos
del siglo XIV).
En el siglo XIII, Gonzalo de Berceo escribió, desde tierras
riojanas, que San Lorenzo y San Vicente eran oscenses de nacimiento.
También desde el siglo XIII, San Vicente tiene dedicadas dos iglesias
en Huesca, llamadas, para distinguirlas, el Alto y el Bajo. San Vicente
el Alto era una mezquita, cristianizada en honor de San Vicente
después de la conquista por el rey Pedro I de Aragón de la Huesca
musulmana en 1096; desde el siglo XVII, es un convento de monjas
carmelitas calzadas, el convento de la Asunción. La iglesia San Vicente
el Bajo, situada junto a una de las puertas de las murallas, nació a
fines del siglo XIII; pertenece a los jesuitas desde hace cuatro
siglos, y por esa razón es conocida como la Compañía. Las tradiciones
oscenses sitúan la casa de Eutiquio y Enola, los padres de San Vicente,
y el nacimiento del mártir en San Vicente el Bajo; y en San Vicente el
Alto la casa de Agreso, su abuelo. En la actualidad, las festividades
religiosas de San Vicente, el 22 de enero, se celebran alternativamente
en cada una de las dos iglesias. A fines del siglo XVI, finalmente, se
fundó el colegio de San Vicente, uno de los colegios de la antigua
Universidad de Huesca.
En Huesca se celebran todos los años en
honor de San Vicente fiestas desde mediados de enero, que culminan el
día 22, festividad del santo. En ellas, además del Ayuntamiento,
participan las asociaciones culturales y deportivas, peñas recreativas y
entidades culturales oscenses, que organizan diferentes actividades.
Uno de los actos más populares de las fiestas es la tradicional hoguera
de la tarde del 21 de enero, en la que se reparten patatas y longaniza
asadas.TEST